Convulsiones en Perros: Causas, tratamiento y cuándo preocuparse

Convulsiones en Perros: Causas, tratamiento y cuándo preocuparse

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Las convulsiones en perros pueden aparecer de forma repentina y causar un gran impacto emocional en quienes las presencian. Ver a tu compañero temblar, caer al suelo o perder el conocimiento puede ser aterrador. Sin embargo, no todas las convulsiones son iguales, ni siempre indican una enfermedad grave.

Ante cualquier señal de este tipo, consultar con un equipo profesional en una clínica veterinaria especializada en neurología es clave para obtener un diagnóstico certero. Contar con el respaldo de un hospital veterinario equipado con tecnología avanzada y especialistas en el sistema nervioso puede marcar la diferencia en el pronóstico de tu compañero peludo.

En este artículo aprenderás qué son las convulsiones, cuáles son sus causas más comunes, cómo actuar en el momento del episodio y en qué casos es necesario acudir al veterinario de inmediato. También abordamos los tratamientos disponibles y algunos consejos útiles si tu perro ha sido diagnosticado con epilepsia u otro trastorno neurológico.

¿Qué es una convulsión?

Una convulsión es una alteración repentina de la actividad eléctrica en el cerebro. En los perros, esta descarga puede provocar movimientos musculares involuntarios, rigidez, salivación excesiva, vocalizaciones, pérdida del conocimiento, e incluso evacuación involuntaria de orina o heces.

Dependiendo de su origen, duración y manifestación, las convulsiones se clasifican en:

  • Generalizadas: afectan a todo el cuerpo. Suelen incluir pérdida de conciencia.
  • Focales o parciales: afectan solo a una parte del cuerpo. Pueden evolucionar a generalizadas.
  • En racimo: ocurren varias convulsiones en un corto período de tiempo.
  • Status epiléptico: una convulsión prolongada o una serie continua sin recuperación. Es una urgencia veterinaria.
Convulsiones en PerrosConvulsiones en Perros

Causas comunes de convulsiones en perros

Las convulsiones no son una enfermedad en sí, sino un síntoma de algo subyacente. Estas son las causas más frecuentes:

1. Epilepsia idiopática

Es la causa más común en perros jóvenes y de mediana edad. No se detecta una lesión o enfermedad concreta. Suele tener componente genético y requiere tratamiento crónico.

2. Intoxicaciones

Algunas sustancias, como chocolate, pesticidas, ciertos medicamentos humanos (ibuprofeno, paracetamol) o plantas tóxicas pueden causar convulsiones.

3. Enfermedades metabólicas

Problemas hepáticos (como el shunt portosistémico), hipoglucemia, insuficiencia renal o desequilibrios electrolíticos pueden desencadenar episodios convulsivos.

4. Traumatismos craneales

Un golpe fuerte en la cabeza puede afectar al cerebro y causar alteraciones eléctricas.

5. Tumores o malformaciones cerebrales

Más frecuentes en perros mayores. Su diagnóstico requiere pruebas de imagen como resonancia magnética o TAC.

6. Enfermedades infecciosas o inflamatorias

Moquillo, meningoencefalitis y enfermedades inmunomediadas del sistema nervioso central también pueden provocar convulsiones.

¿Qué hacer si tu perro tiene una convulsión? (Guía paso a paso)

Mantener la calma es lo más importante. Estas son las acciones que debes tomar:

  1. No lo sujetes ni pongas las manos en su boca. No se tragará la lengua, pero sí puede morder sin querer.
  2. Quita muebles u objetos cercanos que puedan golpearle.
  3. Cronometra la duración del episodio.
  4. Graba un vídeo si es posible, para mostrarlo al veterinario.
  5. Deja que se recupere solo, en un lugar tranquilo y sin estímulos.
  6. Anota lo ocurrido: comportamiento previo, duración, síntomas visibles.

¿Cuándo acudir al veterinario de urgencia?

Acude al hospital veterinario cuanto antes si observas alguno de los siguientes signos:

  • Convulsión que dura más de 5 minutos.
  • Dos o más convulsiones en un mismo día.
  • El perro no se recupera tras el episodio (desorientación prolongada, debilidad, ceguera).
  • Es la primera vez que ocurre.
  • El perro es cachorro, anciano o está bajo tratamiento médico.

Estas situaciones pueden poner en riesgo la vida del animal y requieren atención inmediata.

Diagnóstico: cómo se determina la causa

El veterinario realizará un examen físico completo y pruebas específicas según el caso:

  • Análisis de sangre y orina para descartar causas metabólicas o tóxicas.
  • Pruebas neurológicas.
  • Diagnóstico por imagen: resonancia magnética, tomografía computarizada.
  • Punción de líquido cefalorraquídeo, en casos sospechosos de infecciones o inflamación cerebral.

Solo con una evaluación completa puede establecerse un diagnóstico preciso y aplicar el tratamiento adecuado.

Tratamientos para las convulsiones en perros

El tratamiento dependerá de la causa identificada:

  • Antiepilépticos: en epilepsia idiopática se usan fármacos como fenobarbital, levetiracetam o bromuro de potasio.
  • Cambio de dieta o suplementos: en trastornos hepáticos o metabólicos.
  • Cirugía o quimioterapia: si hay tumores.
  • Tratamiento de infecciones: cuando la causa es viral o bacteriana.

En algunos casos, el tratamiento es curativo. En otros, como la epilepsia, se busca un control eficaz y una buena calidad de vida a largo plazo.

Ejemplo práctico: el caso de Max

Max, un labrador de 3 años, tuvo su primera convulsión tras despertarse de una siesta. Fue breve, pero su familia lo llevó al veterinario. Tras análisis normales, se descartaron causas tóxicas o metabólicas. Una resonancia confirmó un diagnóstico de epilepsia idiopática. Hoy, con tratamiento diario y revisiones periódicas, Max no ha vuelto a tener convulsiones en más de 8 meses.

Consejos si tu perro tiene epilepsia

  • Administra la medicación siempre a la misma hora.
  • Lleva un registro de episodios.
  • Minimiza el estrés y mantén una rutina estable.
  • Consulta al veterinario si observas efectos secundarios o cambios de comportamiento.

Conclusión

Las convulsiones en perros pueden ser impactantes, pero no siempre son un signo de una enfermedad grave. Lo importante es actuar con serenidad, buscar atención veterinaria adecuada y seguir un tratamiento personalizado.

Detectar a tiempo la causa y aplicar el plan correcto puede significar una vida larga y feliz para tu compañero.

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