Un equipo de la Universidad de Cambridge ha identificado una variante genética que explica por qué muchos labradores —y, de forma paralela, ciertos grupos de personas— sienten un impulso casi incontrolable por comer y son proclives al sobrepeso. El hallazgo, publicado en la revista Science, revela un nuevo eslabón en la compleja red de señales cerebrales que regulan el hambre y el gasto energético
Obesidad canina: un espejo de la epidemia humana
Se estima que casi la mitad de los perros de compañía en Europa padecen sobrepeso, cifra que en los labradores puede llegar al 50 % thetimes.co.uk. Esta prevalencia elevada convierte al labrador en un modelo ideal para estudiar la obesidad, al compartir con el ser humano entornos alimentarios y estilos de vida muy semejantes.
Antecedentes en genética de la obesidad
Hasta ahora, investigaciones en humanos habían detectado varios genes asociados al peso corporal:
- FTO y MC4R, vinculados con la regulación del apetito y el metabolismo energético.
- LEP (leptina), hormona que informa al hipotálamo de la cantidad de grasa almacenada y modula la saciedad en.wikipedia.org
No obstante, ninguna de estas variantes explicaba por completo por qué algunas personas o perros comen sin límite y apenas queman calorías.
Metodología del estudio
Los investigadores realizaron un estudio de asociación genómica (GWAS) en 250 labradores, comparando los genomas de perros con sobrepeso frente a ejemplares de complexión esbelta. A continuación, cruzaron los datos con bibliotecas de genotipos de miles de voluntarios humanos, buscando coincidencias en los mismos loci genéticos
DENND1B: un nuevo protagonista
La variante más destacada resultó hallarse en el gen DENND1B, cuya mutación:
- Aumenta la sensación de hambre al alterar la transmisión de las hormonas de saciedad.
- Reduce el gasto energético basal, favoreciendo el acúmulo de grasa.
Este gen actúa modulando la vía leptina–melanocortina, esencial para equilibrar la ingesta y el consumo de energía en el cerebro
Otros genes implicados
Además de DENND1B, el estudio señaló cuatro variantes adicionales con un efecto más moderado sobre el peso de los labradores, todas ellas mapeadas también en humanos. Aunque no son objetivos inmediatos para fármacos —ya que intervienen en procesos biológicos críticos— subrayan la importancia de las vías neuronales en el control del apetito
Implicaciones terapéuticas
Este descubrimiento abre nuevas dianas para el desarrollo de tratamientos contra la obesidad. Hasta la fecha, los fármacos más efectivos (por ejemplo, los agonistas de GLP-1 como la semaglutida [Ozempic] o las nuevas moléculas duales con tirzepatida) actúan sobre rutas distintas, centradas en la señalización del péptido similar al glucagón cincodias.elpais.com. Apuntar a la vía leptina–melanocortina podría complementar estas terapias o ofrecer alternativas para pacientes y mascotas con alto riesgo genético.
Consejos prácticos para dueños y profesionales
- Control dietético estricto: ajustar calorías y macronutrientes según el perfil genético y metabólico, tanto en personas como en perros.
- Ejercicio regular y personalizado: incrementar el gasto calórico diario con programas adaptados a la edad y condición física
- Monitorización continua: pesar y medir perímetros corporales con periodicidad para detectar desviaciones tempranas.
- Apoyo genético: en un futuro cercano, un simple test genético podría indicar la presencia de la variante DENND1B, permitiendo intervenciones preventivas más tempranas.
Futuro de la investigación
La ruta sigue explorándose en dos direcciones:
- Validación clínica de inhibidores o moduladores de DENND1B en ensayos preclínicos y, posteriormente, en voluntarios humanos y perros.
- Estudios poblacionales para cuantificar la frecuencia de esta variante en distintos grupos étnicos y regiones de España, ajustando así las recomendaciones de salud pública.
Conclusión
El hallazgo de DENND1B refuerza la idea de que la obesidad no es una simple cuestión de voluntad, sino un desajuste biológico en la señalización cerebral del hambre. Comprender estos mecanismos facilitará terapias más precisas y estrategias de prevención individualizadas, tanto en humanos como en nuestras mascotas.
“La genética no es un destino inmutable: nos indica la predisposición, pero la dieta, el ejercicio y el entorno siguen siendo palancas cruciales para mantener un peso saludable.”